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La desesperación suena al grito del claxon, al motor ronroneando sin avanzar, al espejismo de calor sobre el todo del carro, a una nube de polvo que no te deja abrir las ventanillas y al sol que golpea justo en la nuca.

En el otro vehículo que avanza en sentido contrario, un conductor indica con el cuerno de la mano que no hay paso, que hay que dar la vuelta y regresar sobre los pasos marcados por la fila de vehículos que se extienden como serpiente metálica sobre las veredas y pequeñas calles de Tlalixtac.

El bloqueo establecido por los transportistas de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) ubicó cada una de las rutas de ingreso a la capital del estado. Materialistas y taxis quedaron extendidos con la firme convicción de causar caos.

– ¿Oiga, amigo y de ese otro lado no habrá paso?

– No, de ahí vengo y también está cerrado. Esos cabrones taparon todo y ni para ponerse al brinco- exclama el conductor quien a esa hora se dirige a su trabajo.

Sobre la carretera principal los taxistas llegan hasta el límite en donde se ubica el bloqueo, los pasajeros bajan y cruzan caminando al otro lado en un transborde obligado.

Del vehículo desciende dos personas entradas en años, la mujer apoya en su camino a un hombre invidente que sigue el paso con el tacto de su bastón. Otro taxi detiene su marcha. De éste bajan dos estudiantes y dos mujeres con sus costales de tortillas evidentemente pesados.

– Deberíamos bajarnos y quitarlos a la fuerza -lanza desde el enojo una conductora.

– Noooo ¡para qué quiere! Ahorita llaman a todos y así como son de violentos y cobardes nos dejan quién sabe como. Vamos a darle por otro lado, no hay de otra.

Por ahí no hay por donde. El paso quedó completamente cerrado incluso para el tránsito de motocicletas.

Del otro lado del bloqueo, una pareja de visitantes provenientes de la Ciudad de México lleva más de tres horas de espera.

– Por eso no nos gusta venir a oaxaca porque siempre hay un bloqueo- protesta encolerado el turista quien sin más remedio guarda el coraje.

Nuevamente la fila de vehículos toman reversa pues no se resignan a quedarse estáticos esperando el retiro sin horario de los manifestantes conocidos por su comportamiento radical y violento.

Entre las calles de Tlalixtac el bloqueo comienza a hacer cuellos de botella. En las caras de los automovilistas se dibuja la desesperación de más de una hora intentando buscar acceso a la ciudad sobre caminos ahogados, bloqueados por exigencias que en nada incumbe a las víctimas del caos.

Y es que desde temprana hora los integrantes de los sindicatos Libertad, CTM, Frente Popular 14 de Junio, mostraron el músculo ante la comparecencia del titular de la Secretaría de Vialidad y Transporte (Sevitra), Carlos Moreno Alcántara y en la recta final del mandato del gobernador, Gabino Cué Monteagudo.

fuente http://www.nvinoticias.com/

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