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San Bartolomé Yucuañe, Tlaxiaco, Oax.- El ritual de la lluvia en la comunidad de San Bartolomé Yucuañe, región Mixteca de Tlaxiaco, rescata la penitencia que significa sacrificio, aquel que cuesta sudor y cansancio por algo que se debe respetar o que significa tesoro invaluable, es también el valor que tiene esta ceremonia.

El pedimento de la lluvia en esta población, significa ser agradecidos con el agua, con la lluvia que da vida a los seres humanos y a las plantas que generan los alimentos, es una práctica milenaria de agradecimiento y humildad con los dones que da, la madre tierra.

La ofrenda es como cuando un hijo reconoce con una rosa a su dadora de vida o como los enamorados corresponden a su amor, es un verbo que es dar, asimismo es un valor ancestral que se rescata de nuestros antepasados.

“Se hace sacrificio, los pobladores desde las 6 de la mañana caminan y llegan a la cueva para demostrar su agradecimiento y pedimento de la lluvia, Yavi Yucuyu’u”, ubicada en la cima de la montaña más alta de esta comunidad, dio a conocer, uno de los integrantes de la mayordomía, José Vásquez Vásquez.

En entrevista dijo, “los mayordomos, nos integramos a una tradición que se repite para que las nuevas generaciones sean más humanas, ya que es un tesoro, un conocimiento ancestral que ante la globalización no se debe perder.

Los jóvenes y los niños se unen, ponen en práctica el sacrificio caminando y se unen para agradecer a la a lluvia, al agua, sustancia vital de las plantas que nos da alimentación, ese es un gran ejemplo para que esta tradición prevalezca por muchos años.

El maíz se ofrece, se hace sacrificio de animales, se depositan las ofrendas, la tortilla con salsa y pollo, come la gente, se hace rosario, se pide por las buenas cosechas y se agradece el agua que nos da la vida diaria.

Para el ritual se ofrecen los alimentos de acuerdo a nuestro sistema de producción que se basa en el maíz, principal elemento a través de la tortilla; el chile, que significa la fuerza, y se acompaña con copal, luz y agua.

El ofrendar es dar para poder recibir, es un ciclo que tiene valor, esta práctica de las culturas milenarias, hoy se sigue ejerciendo, no solamente recibir sin dar nada a cambio, lo que en muchas ocasiones se ha ido olvidando en otras poblaciones, sobre todos en las urbanas.

Se recuerda el saber y el conocimiento, los grandes deben explicar a los niños, para que ellos sepan para qué, se llega a este lugar, las ofrendas, los rosarios, los cuetes y la música son para honrar las virtudes de la tierra.

Jorge Martínez Avendaño, presidente municipal de San Bartolomé Yucuañe, da a conocer que son dos grupos de mayordomos y madrinas, “es para fortalecer esta tradición concurrida por más de 500 personas que llegan a la festividad”.

Las autoridades colaboran para la alimentación de todas las familias, hay rezos, pedimentos para una buena temporada de la lluvia, y en la parte social se convive con más de la tercera parte de la comunidad, quienes acompañan a la banda de música de la banda municipal y el grupo de cuerdas.

Siempre se ofrece lo tradicional, todos contribuyen porque acuden a la asamblea cada fin de año, en la cual se nombran las comisiones, que van atender el pedimento de la lluvia, ahí también se nombran a los mayordomos y las madrinas.

Teresa Santiago Juárez, una las cocineras da a conocer que 50 kilos de pollo, 5 kilos de chile y más de 500 tortillas es lo que preparan para los asistentes, es parte de lo que se ofrece, por lo menos para dar una tortilla a cada uno de los participantes.

Dice que es una fiesta en señal que Dios no se olvide de las lluvias, “son las que necesitamos los que habitamos la tierra, si se pide por el bien y se ofrece con mucho cariño, se siente en el alma y en nuestras acciones.

“Hace mucho tiempo que la gente no se acordaba de agradecer, olvidaron un rato la ceremonia, y fue un tiempo de mucha sequia, aumentó el calor, y los campos estaban desolados, las plantas secas y todo era triste, fue un tiempo para la reflexión que la gente tomó en cuenta de lo malagradecidos que en muchas ocasiones somos”, señaló Teresa Santiago Juárez.

Otilio Juárez, en su primera visita, dijo que le sorprende que los jóvenes estén participando en esta tradición, asegura que en el futuro se seguirá festejando, es tradición bonita que se mantiene en estos momentos en un mudo tan capitalista y violento.

En un sondeo, algunos entrevistados, entre ellos, Rusvel Reyes, Micaela Mejía, Manuel Martínez, Luis Martínez Avendaño, coincidieron que desde niños vistan la cueva, sus papás les enseñaron a respetar los dones de la naturaleza, dicen que hay una deidad a quien agradecer.

Froilán Silva Vásquez, músico de violín y guitarra, compartió, que desde hace 30 años da su tequio tocando lo más tradicional de la comunidad, lo hace sin ganar nada, sólo colabora y lo seguirá haciendo, porque le nace del alma, además es una costumbre que le enseñaron sus bisabuelos.

Bailan a las afueras de la cueva, los mayordomos dan de comer lo tradicional que consiste en agua fresca y tortillas untadas con chile y pollo, lo niños juegan entre los laberintos de rocas y caminos llenos de hojas secas, arbolado y cantos de pájaros de diversas especies.

Así conservan sus tradiciones en la Mixteca.

fuente imparcialoaxaca.mx

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