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Oaxaca.- Con su fuerza y trabajo lo mismo levantan paredes o derriban muros. Constituyen el peldaño de acero, pero al mismo tiempo el eslabón más débil dentro de la cadena de la construcción. Son los albañiles, trabajadores del pico y pala que este 3 de mayo celebran a la Santa Cruz, símbolo protector de su vida.

Don Crecenciano forma parte del universo de personas dedicadas a la albañilería. Tiene 57 años y desde los 17 inició en esta pesada labor. Aunque asegura que no es un trabajo difícil, reconoce que viven un constante riesgo por lo peligroso que resulta cargar cubetadas de más de 20 kilos de mezcla, mientras guarda el equilibrio al subir diminutos peldaños de madera.

Un albañil «de éxito»

«Nuestra actitud es de éxito y el éxito viene de decir sí puedo hacerlo», señala el hombre mientras compacta la tierra a golpes con la aplanadora en la obra de ampliación del Centro de Oncología y Radioterapia de la Colonia Estrella.

Cada día, desde 1975, se despierta antes que el alba. Coloca en su mochila algunos de sus utensilios básicos de trabajo y alimentos para cumplir con una jornada que a veces se extiende por diez horas a cambio de una paga de mil 800 o mil 900 pesos semanales.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) la población ocupada como «maestro» en México, asciende a dos millones 419 mil personas.

Quienes se dedican a la albañilería representan el 4.8% de la población ocupada en México; de ésta, el 99.6% de ellos son hombres, mientras que el 0.4% son mujeres.

La incursión del hombre a la albañilería se dió de manera circunstancial. En aquel entoneces necesitaba dinero para poder realizar su servicio militar; así que decidió salir de su natal Jalapa del Marqués para buscar trabajo.

El caminar de los años le ha restado talla a su cuerpo. Es un hombre menudo pero de un vigor que contrasta con su silueta espigada. «Este trabajo sólo requiere de un poco de fuerza física. ¿Peligroso…? sí puede llegar a ser si  uno no tiene cuidado; no por ello vamos a estar libres del riesgo, pero debemos poner atención cuando estamos trabajando y eso es todo».

Oaxaca, tierra con alto número de albañiles

Los albañiles de México suelen vivir en ciudades, un 73.7 por ciento así lo hace, mientras un 26.3 por ciento vive en zonas rurales. Así, los estados con mayor población dedicada a la albañilería son: Estado de México, Veracruz, Jalisco, Guanajuato, Puebla, Coahuila, Nuevo León, Michoacán, Oaxaca, Chihuahua y el Distrito Federal.

De aucuerdo con el INEGI, la jornada promedio de estos trabajadores es de 45 horas a la semana; un 38.8 por ciento trabaja más de 48 horas semanales, y el 41.6 por ciento, lo hace de 35 a 48 horas por semana y la mayoría de manera informal; un 85 por ciento así lo hace, mientras que el 13 por ciento tiene un puesto dentro de una organización o empresa de la construcción.

El INEGI destaca que 86 por ciento de los mexicanos dedicados a la construcción, carecen de prestaciones sociales, además de que 89.3 por ciento no tiene acceso a ninguna institución de salud como beneficio laboral.

Trabajar para vivir

Luis Enrique Morales Ramos y Eduardo Morales Flores tienen tres cosas en común: son primos, son albañiles y a temprana edad dejaron la escuela. Los dos iniciaron en el oficio a la edad de 14 años. «Nos dimos cuenta que no servíamos para la escuela», expresa Luis.

«Ora sí que seguí el consejo de un maestro, que me dijo ´si no vas a estudiar no le hagas gastar dinero a tus papás´; entoces mejor me salí de la secundaria y me puse a trabajar», explica mientras «tortea» la pared para quitar el acabado rústico.

De manera general, el 95.2 por ciento es analfabeta, aunque en promedio, los albañiles cursaron 6.9 años de escuela, según INEGI: 45.5 por ciento aprobaron algún grado de la educación primaria, 36.8 por ciento cursaron nivel secundaría, y 11.8 por ciento fueron a la prepa o tienen estudios universitarios.

La fuerza del marro sobre el cincel hacen crujir la piedra de las bases sobre las cueles se construyó un castillo. La aplanadora manual da tumbos sobre la tierra húmeda en la labor de compactar. La pala chasquea sobre la grava y luego ésta cae en lluvia dentro de la cubeta.

La labor no se detiene, cada uno de los trabajadores sabe lo que debe hacer y lo hace con responsabilidad porque de ello dependerá la seguridad de miles de personas que acudirán al Centro Oncológico. Un trabajo bien hecho también es su tarjeta de presentación.

Con la protección de la cruz

Cada año, como lo marca la tradición en México, las personas dedicadas a la albañilería toman el 3 de mayo como día de fiesta. En este marco, con una misa y la colocación de una cruz de madera adornada de papel de china agradecen la protección que han recibido durante su labor.

El arquitecto Juan Silverio Pérez Cervantes explica que en cualquier obra los albañiles son la materia indispensable. «Sin ellos, la obra no se ejecuta. Nosotros dependemos de ellos, de que su trabajo se haga bien».

La celebración de la Santa Cruz parece tener su origen en el hallazgo por Santa Elena, de la cruz donde murió Cristo; pero lo cierto es que el arraigo popular de la fiesta proviene de ciertas celebraciones de los romanos.

En México esta tradición data de la época colonial y según viejas crónicas fue impulsada por Fray Pedro de Gante. Más adelante fue suprimida del calendario litúrgico por el papa Juan 23; sin embargo, los trabajadores de la construcción de México siguieron manteniendo viva dicha tradición.

Dado el fervor religioso de los albañiles, el episcopado mexicano hizo las gestiones pertinentes para que en México continuara vigente la celebración de la Santa Cruz.

fuente http://www.nvinoticias.com/

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