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¿Privatizar la educación? – Gerardo Galarza

¿Privatizar la educación? – Gerardo Galarza

Privatizar (transferir una empresa o actividad pública al sector privado, según la Real Academia Española) es uno de los pecados capitales en la liturgia practicada en el Estado surgido de la llamada Revolución mexicana.

Según lo visto a lo largo de ya casi 100 años de la Constitución de 1917, la privatización tiene, en los hechos, una pena de condena eterna, mucho mayor a la que recibían los presidentes que devaluaron el peso. “Presidente que devalúa, se devalúa”, decía la ley no escrita de política nacional, en los tiempos del tipo de cambio fijo, sentencia que se abrogó a partir de la adopción del tipo de cambio flexible. Desde entonces, no se sabe que el precio político de un presidente se devalúe o se aprecie con la volatilidad diaria del peso.

Pero no ocurre así con privatizar. Las privatizaciones siguen siendo eso y se cree que no hay redención posible para quien incurra en ellas.

Eso lo saben muy bien los burócratas miembros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Por eso uno de sus rechazos, con el que han logrado apoyos de algunos padres de familia, a la reforma educativa es la falsedad de que ésta es una acción privatizadora contra la educación pública y gratuita. Es probable que a la reforma educativa se le puedan oponer algunos argumentos y críticas en su contra, pero no se puede decir que con ella se va a privatizar la educación que el Estado mexicano está obligado a sostener como servicio público.

Pero la consigna de la defensa de la educación pública es muy mediática y “muy revolucionaria”, muy justificadora de cualquier tropelía y abuso. Y a quienes lo creen o a veces sólo lo suponen por la incredulidad popular en el gobierno mexicano, en cualquier momento. Y así muchos mexicanos que pretenden y exigen la “modernización” del país apoyan lo contrario: la preservación de prácticas que han llevado al desastre que sufre el país.

Pero en los hechos ocurre lo contrario, aunque habrá quien no lo crea. Las acciones de los miembros de la CNTE contra la reforma educativa que ellos llaman, entre otros epítetos, privatizadora están provocando la real privatización de la educación pública en los estados de la República en los que actúa la CNTE, que no son de ahora ni siquiera de años, sino de décadas.

Oaxaca es el mayor ejemplo. Las marchas, los bloqueos, las protestas en aquella entidad, con su mayor enclave representado por la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Y Chiapas, otro de sus bastiones, le sigue. Los dos estados no son precisamente los que tienen mayores niveles de desarrollo ni los mayores índices de ingresos per cápita de sus habitantes.

De acuerdo con el trabajo de mis compañeros reporteros Patricia Briseño y Raúl Flores, la CNTE ha provocado una explosión en el número de escuelas privadas en esas dos entidades, según las cifras y estadísticas oficiales consultadas y que fue publicado aquí en Excélsior el pasado jueves 25.

En Oaxaca, de acuerdo con el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca, la Secretaría de Educación Pública local, pues, la cifra de escuelas particulares de nivel básico incrementó en 149 % al pasar de 259 planteles en el ciclo escolar 2006-2007 (hay que recordar que las acciones de protestas de la CNTE no son a partir de la reforma educativa, sino que tienen varias décadas en pos del control de la educación pública en los estados en los que está presente) a 644 para el curso 2015-2016.

En Chiapas, la matrícula en las escuelas privadas aumentó hasta 50 % al inicio del presente curso escolar, pese a que en la capital Tuxtla Gutiérrez no se ha iniciado aún, debido a los bloqueos de la CNTE.

Un buen ejemplo de la privatización de la educación pública en Oaxaca es la información del portal cnxoaxaca.com sobre una lideresa local de la CNTE, Angelina García Pérez, quien ha encabezado acciones de protestas como bloqueos y marchas y que no da clases y ahora ha inscrito a su hijo en una escuela privada, seguramente para que no pierda clases. No es la primera vez que esto ocurre. Es práctica común entre los líderes de la CNTE y de otras organizaciones como aquella célebre Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, desde hace muchos años, y así ha sido publicado.

Dicho de otra manera: los niños mexicanos inscritos en escuelas particulares tienen ya, de entrada, ventaja sobre aquellos quienes deberían asistir a escuelas públicas. Otro trabajo periodístico también publicado en Excélsior mostró que, en los 10 años previos al ciclo escolar que terminó, en Oaxaca se perdieron poco más de 200 días de clases; es decir, un ciclo escolar completo.

Con el sustento de estos datos, es lógico suponer que efectivamente en México existe una corriente privatizadora de la educación pública, como lo afirma la CNTE. Sólo una pequeña aclaración, esta privatización es responsabilidad precisamente de la CNTE, de aquellos que gritan “¡Ahí viene el lobo!” o si se quiere “¡Al ladrón, al ladrón!”. Y los condenados son los niños afectados, muchos de ellos los más pobres del país.

FUENTE http://despertardeoaxaca.com/

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